lunes, 9 de noviembre de 2009

Route 66 (Valoración)



Después de hacer 885 millas de Santa Fe a Amarillo y regresar las impresiones que me quedan son todas excelentes. Tengo en la retina un montón de recuerdos muy buenos, me ha gustado estar solo en el coche haciendo millas sin parar, decidiendo cuándo parar, dónde parar, dónde dar la vuelta, cuándo sacar fotos, dando vueltas al mismo sitio sin importarme nada de lo que la gente pensase de mí.

La Route 66 es fantástica, te permite ver un montón de paisajes diferentes (y eso que he leído que en NM y en TX los paisajes no son tan impresionantes como en otros sitios), te permite pensar en tus cosas, preguntarte por qué motivo estás haciendo un viaje por una carretera que ni siquiera viene marcada en los mapas, por qué desaparecen tan rápidamente los pueblos cuando la carretera pasa por otro lado, cómo es capaz de vivir la gente en un rancho que está a un montón de millas de la siguiente casa habitada, cómo es posible que haya tanta superficie de prados vallados (eso quiere decir que todo ese terreno pertenece alguien), cómo es posible que la naturaleza, después de una infinidad de millas de planicie desértica, decida crear unas elevaciones montañosas, un cañón o unas gargantas de un río...



Este viaje finalmente lo hice sin mucha preparación, como os había contado estuve decidiendo hasta la semana anterior si ir a Las Vegas, las de Nevada, si ir a México o si hacer la Ruta 66. El lunes decidí hacer la ruta a ver qué sensaciones me dejaba. Entre el trabajo y las pocas ganas que me quedan de hacer nada cuando llego a casa después de trabajar, lo único que logré hacer fue sacar unos bocetos cutres de por donde pasaba la Route 66 y anotar un par de cosas acerca de algún pueblecito que iba a visitar.

Al final, esta ausencia de preparación fue de lo mejor que me pudo haber sucedido, no saber qué carretera tomar, no saber con qué te va a sorprender el siguiente pueblecito, no saber qué hacer en Amarillo. La carretera, el coche y yo: una buena combinación. Con deciros que no llevaba ni siquiera un mapa en condiciones y mucho menos GPS... Genial esto de dejar que la carretera que acabas de tomar te acerque al siguiente destino de la ruta, a lo mejor el pueblo estaba a 5 millas, a lo mejor a 25 o a lo mejor ni siquiera estaba en esa carretera que habías tomado ¿qué más da? ya se dará la vuelta :)


Al final, después de todo el viaje, me dediqué a hacer cuentas: 885 millas, 49.75 galones de gasolina consumidos, $128 en gasolina, $135 en tres moteles diferentes, $62 en cenas, comidas y otros gastos. Total: $325 y un montón de recuerdos a mantener...

Sólo espero que todos los viajes que haga me dejen tan buen sabor de boca como este.

Ahora me queda una ardua tarea por delante: seguir planeando otros tramos de la Ruta 66, el siguiente será de Santa Fe hacia el Oeste; el siguiente será intentar llegar desde Amarillo hasta donde el tiempo permita... Planificaciones ;)


Un consejo: Dejad que la carretera os guíe, la carretera es sabía y sabrá guiaros a algún sitio interesante. A lo mejor tan solo es un pájaro, o un rebaño de ovejas, incluso pudiera ser una elevación en el terreno que combina tres o cuatro colores diferentes, quizás sea un rancho perdido en medio de la nada o simplemente una planicie en la que no se ven ni árboles, ni arbustos... Simplemente saboread el momento, aunque sepáis con toda seguridad que tenéis que dar la vuelta antes de perderse totalmente.


3 comentarios:

  1. Si hay algo que aprendí en los viajes que hice hasta ahora es que la mejor manera de conocer la realidad profunda de los sitios es dejándose llevar e improvisar... muchas veces no sabes dónde te metes (recuerdo un barrio en Estambul...), pero es increíble, porque lo vives desde dentro.
    Enhorabuena gallego, me alegro mucho a la vez que me muero de envidia.
    Un abrazo

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  2. Ya te llegará la hora de disfrutar de USA... y entonces seré yo el que me muera de envidia ;)

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  3. Eso es si todavía no estás tú por allá :p

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