sábado, 17 de marzo de 2012

Spring Break en el norte de USA VII


El avión salía por la tarde así que decidimos ir por la mañana de nuevo a Chicago para dar una última vuelta en coche, pero al llegar nos llevamos una gran sorpresa al ver una gran marea de gente vestida de verde dirigiéndose hacia el lago.


El motivo era claro: era el día de St Patrick y se dirigían todos a la Parade que había en Lake Shore Dr. Así que decidimos aparcar el coche, comprarnos algo verde e ir a ver la Parade, que curiosamente, acababa de empezar cuando llegamos.



Había muchísima gente y era prácticamente imposible caminar pero estuvimos como una hora u hora y media tomando fotos y viendo las diferentes carrozas de verde. 

Por miedo al posible atasco nos fuimos un poco antes de que se acabase la Parade, que no la fiesta, y llegamos a tiempo para entregar el coche de alquiler y montar en el avión que nos habría de dejar en Denver a las 7 de la tarde.

En Denver ya sólo nos quedó recoger el coche del parking y regresar conduciendo a Santa Fe. Finalmente, a la una de la madrugada estábamos en cama dispuestos a dormir y sabiendo que al día siguiente podríamos recuperarnos, porque era domingo, de la paliza del viaje.


Por cierto, el viaje en coche de vuelta mucho más tranquilo y rápido que cuando fuimos a Santa Fe y es que no había nada de nieve y estaba una noche de lo más tranquila. 

Ya sólo quedaban 20 días...

viernes, 16 de marzo de 2012

Spring Break en el norte de USA VI

Nos levantamos el viernes con el tiempo para desayunar en el motel y después salir en coche para acabar de atravesar Michigan hasta llegar a Chicago.


Llegamos a Chicago sobre las dos de la tarde y decidimos parar a visitar una de las zonas en las que aún no habíamos estado: la zona de los museos.



Como no teníamos mucho tiempo para ver varios museos decidimos entrar en el museo de historia, no sin antes comprar un auténtico “Hot Dog Chicago Style” y poder decir que estuvimos en Chicago y nos comimos un perrito caliente :)



La nota graciosa la puso la chica que estaba detrás mía para comprar un perrito caliente y que le dijo, en inglés, a la señora que vendía perritos: “Me da un Hot Dog Chicago Style sin pepinillos, sin chile, sin mostaza y sin cebolla.” A lo que la señora respondió en español: “Es decir, un Hot Dog de los normales.”


Tras comer l perrito caliente nos fuimos al museo a ver qué podíamos ver. La primera sección que vimos fue acerca de los egipcios, de las momias y de las formas de vida en el antiguo Egipto.



Subimos un nivel para meternos en la fauna y flora de distintos ecosistemas y para aprender un poco de algunas razas humanas. Todo expuesto en forma de dioramas en el caso de los animales y en forma de exposición en el caso de las razas humanas. En ese mismo nivel, en el pasillo principal se podía ver el esqueleto de Sue, el Tiranosaurio Rex del museo, y algunos elefantes.


En el nivel superior pudimos darnos una vuelta a lo largo de las edades de la Tierra y de los grandes desastres (impacto de meteoritos, glaciaciones…) que acabaron marcando el fin de una era y el inicio de otra. Al salir de esa exposición nos encontramos con esqueletos de infinidad de especies de dinosaurios y de esqueletos de diferentes homínidos, entre ellos, los huesos de la famosa “Lucy”.


Acabamos la visita justo cuando anunciaban el cierre del museo así que nos salimos a disfrutar de las vistas desde la entrada del museo y nos fuimos en coche a comer algo al centro de Chicago y a dar una vuelta más para ver, entre otras cosas, el inicio de la Ruta 66 antes de retirarnos al Super 8 en el que nos hospedamos durante toda la estancia en Chicago.


Al día siguiente ya sólo daría tiempo para una visita rápida pero por hoy el día se había acabado y con él el grueso de las millas del viaje.

 

jueves, 15 de marzo de 2012

Spring Break en el norte de USA V

Aprovechamos la estancia en el hotel hasta el último minuto… de hecho cuando estábamos saliendo por la puerta del hotel ya nos estaban llamando de recepción para decir que nos teníamos que ir.
             


Dimos alguna vuelta en coche por Cleveland para poder ver el lago y ver alguna parte que no habíamos visto ayer y ya nos pusimos en marcha hacia nuestro siguiente destino. Habíamos pensado en parar de nuevo en Toledo pero, debido a que en Niágara habíamos estados un día de lo inicialmente previsto decidimos seguir un poco más allá e ir a visitar Detroit y, de paso, aprovechar e ir a visitar a una amiga de Saraí que, además, nos invitó a pasar una noche en su casa e incluso, ese día en medio de semana, tuvimos una mini-fiesta (¿o fue macro?) para celebrar que su novio se acababa de divorciar de su anterior pareja.
             

Pero bueno, volvamos al principio: llegamos a Detroit sobre las doce o una de la tarde y, como la amiga estaba ocupada, nos fuimos a visitar un poco del downtown de Detroit… Desde que entramos por los suburbios de la ciudad ya nos dimos cuenta que era una ciudad  en horas bajas. De cada tres casas: una estaba en condiciones normalitas, otra estaba totalmente deshabitada y la tercera estaba habitada pero en condiciones ruinosas. Pensamos que la cosa iba a cambiar cuando llegásemos al downtown y en parte fue cierto: en el downtown, de cada tres casas dos estaban abandonadas y la tercera estaba en estado ruinoso… En mi vida había visto una ciudad tan decadente en tantos sitios a la vez…
        
     
La sorpresa nos la llevamos cuando llegamos al borde del río que separa USA de Canadá y es que en aquel punto se encontraba localizada toda el lujo que le faltaba al resto de la ciudad. Un paseo al lado del río totalmente nuevo y, en medio de dicho paseo un edificio rascacielos impresionante de la General Motors con una exposición permanente de coches en su interior e infinidad de oficinas de la empresa.
            


Tras un paseo por el río viendo un barco a vapor que había allí atracado, una visita al edificio de la General Motors y el regreso al lugar donde habíamos dejado el coche, un lugar en el que no tuvimos que pagar nada (algo bastante raro porque en los alrededores los precios para aparcar se iban a los $5 por cada dos horas), decidimos ir a tomar una cerveza y picar algo para matar el hambre mientras no podíamos quedar con la amiga de Saraí.
           

En ese momento nos dimos cuenta de la inseguridad que se respiraba en una ciudad tan deprimida, y no porque nos pasase algo sino porque vimos, en el bar-restaurante, un cartel que decía algo así como: “No nos hacemos responsables si aparcas el coche enfrente del local o en cualquier lugar de la cuadra, ten en cuenta que te pueden robar y que no debieras dejar a la vista nada de valor, es más, cualquier cosa de valor te aconsejamos que la traigas contigo al restaurante” Como sea, comimos a gusto y nadie nos robó nada del coche, eso sí, salimos a comprobar que no nos habíamos dejado nada a la vista en el coche.
             
 
Después de comer un poco nos fuimos a dar una vuelta con el coche y pasamos por al lado de dos estadios que estaban uno al lado del otro: parece ser que uno era de baseball y el otro de basket. Alguna historia nos contaron de que uno de los dos estadios lo pusieron en subasta pero que se llegó a ofrecer tan poco por él que finalmente suspendieron la subasta… otro indicador de que la ciudad de Detroit está en horas bajas. 

           

Y parece ser que está en horas bajas porque USA está mandando a hacer sus coches a Sudamérica por abaratar costes y la “Ciudad del Motor” está perdiendo todo su potencial. Claro, si en la Ciudad del Motor no se hacen coches pues ya me dirás qué panorama.
             

 De camino a casa de Maru, la amiga de Saraí, vimos un edificio enorme abandonado que nos llamó la atención, estaba en concordancia con el resto de la ciudad pero este edificio era realmente ENORME y estaba totalmente abandonado. Posteriormente nos enteramos que en ese edificio habían hecho las tomas de la última película de los Transformers para la gran batalla final entre Optimus Prime y no sé qué otro bicho.
            
 Estuvimos en casa de Maru un rato hasta que el novio salió de trabajar y después nos llevaron al bar de las alitas “The Buffalo Wings” en el que puedes pedir alitas todo lo picosas que quieras: uno de los locales favoritos de Saraí. Allí estuvimos un buen rato y de vuelta a casa paramos en un súper a comprar algo de cerveza para seguir con la fiesta en casa.

            

Al día siguiente Maru y su novio nos llevarían de paseo por los alrededores de la ciudad. Estuvimos en un par de lujosos “malls” que contrastaban con el resto de la decadente ciudad y pasamos un día entretenido en compañía de nuestros amigos. Al llegar la noche decidimos arrancar hacia Chicago, ya era tarde pero nuestra intención era alejarnos un poco de Detroit para que, al día siguiente, no tuviésemos que encontrarnos con ningún posible atasco.
         
 

 Nos paramos a dormir en una zona de moteles a unos 45 minutos de Detroit, sorprendentemente había algunos moteles que estaban llenos, y digo sorprendentemente porque estábamos en un lugar bastante alejado de cualquier cosa interesante. Al día siguiente nos enteramos que había habido un tornado y la gente que estaba viajando por la zona decidió pararse toda en la zona de los moteles. Al día siguiente sí pudimos ver, en nuestro camino hacia Chicago, que había muchas ramas y árboles tirados en los bordes de la carretera.

martes, 13 de marzo de 2012

Spring Break en el norte de USA IV


El martes 13 de marzo fuimos a visitar las cataratas del Niágara, una pena que hubiese sido temporada baja porque tanto el barco como los paseos por debajo de las cataratas estaban cerrados. 

  
La verdad es que un poco sí que importa pero, realmente, lo bonito es poder ver el enorme poder que tienen las cataratas, la cantidad de agua que baja por allí y poder pasear un poco por el parque natural que forman las cataratas y su entorno.

Lo que sí pudimos hacer fue ir hasta el mirador y admirar la vista que tantas veces hemos visto en alguna que otra película o serie.


Nos sorprendió mucho comprobar que la entrada a las cataratas era gratuita. Eso sí, fuera de la temporada baja todas las actividades que puedes hacer las tienes que pagar y, realmente, son bien caras.

Una de las cosas con las que nos quedamos con ganas fue el poder pasar a Canadá para observar las cataratas del Niágara de frente pero es que para poder pasar a Saraí le requerían visa y nos tuvimos que quedar con las ganas de pisar Canadá por primera vez, bueno, sería la primera vez para mí porque Saraí ya había estado viviendo en Canadá hacía un par de años en un intercambio de la universidad.

No sé si será la impresión de no haber podido cruzar pero a los dos nos dio la sensación de que la vista canadiense era mejor que la estadounidense. Entre otras cosas porque desde USA ves las cataratas de lado y desde Canadá las ves de frente. Eso sí, las cataratas propiamente dichas están en el lado estadounidense.

En relación a las cataratas, decir que están separadas en tres partes: las cataratas principales, unas un poco más pequeñas llamadas Bridal Veil (velo de novia) y unas cataratas muy grandes e impresionantes en forma de herradura de caballo llamadas, como no, Horse Shoe.

Una constante durante toda la visita fue el continuo aire soplando, tuve que pedirle las orejeras prestadas a Saraí porque no aguantaba tanto aire en mis oídos, y el mojarse con el agua que se desprendía de las propias cataratas. Por lo demás, el día estuvo excelente y pudimos aprovechar muy bien nuestro paseo.

Probablemente cuando es temporada alta puedas echar el día completo en el Niágara, por todas las atracciones y eso, pero en temporada baja, a la una de la tarde ya habíamos caminado todo el parque y ya pudimos empezar a planear nuestra siguiente visita del día.

Salimos de Niágara con idea de llegar a dormir a Cleveland pero como era bastante temprano y que íbamos a llegar a Cleveland muy pronto decidimos parar a ver un poco de downtown Buffalo, NY. De lo poco que estuvimos por el downtown nos quedamos con la monstruosidad de las oficinas del centro: moles enormes de edificios en contraste con las feas casas de las zonas decadentes de la ciudad que están justo al lado del downtown. Volvimos a experimentar esa sensación de estar en los barrios marginales de las películas. Aunque esa sensación la volveríamos a tener después pero a mayor escala…

Seguimos nuestro camino al borde del lago Eire para llegar a Cleveland (realmente no llegas a ver nunca el lago hasta llegar a Cleveland, porque, como ya he dicho, las autopistas de pago es lo que tienen… que el paisaje queda totalmente apartado de la carretra). Llegamos a Cleveland a las siete de la tarde con tiempo para ver un poco del downtown y con tiempo para entrar en un restaurante especializado en noodles y disfrutar de un cena a base de noodles mientras el equipo de basket de Cleveland jugaba en directo en la televisión y a pocos metros de donde nosotros estábamos cenando.
La noche se vino encima y, con el cansancio del día, decidimos buscar un hotel cerca de downtown para quedarnos a dormir y descansar para el día siguiente. Por cierto, el hotel era bastante malillo pero bueno por lo menos no fue demasiado caro.

Al día siguiente aún teníamos que decidir nuestro destino, pero eso sería al día siguiente…