sábado, 13 de agosto de 2011

Otro Capricho Más


Hacía un año que Rosario se había comprado una moto de 250cc, por aquel entonces se me había planteado la posibilidad de comprar, al igual que ella, una moto. Una idea que me rondó por la cabeza un tiempo pero que acabé desechando porque tenía que ponerme a mirar motos, regatear precios, arriesgarse a comprar una moto que tuviese algún defecto... Finalmente no me atreví y me quedé con mi Suburban como único medio de transporte.





Pero este año la propia Rosario me planteó de nuevo lo de la moto y es que ella quería venderla. Me aseguró que funcionaba bien y que no daba ningún problema.

Como de siempre había querido una moto pues me lo pensé dos veces y finalmente acepté. A la vuelta de mi viaje por Grand Canyon North Rim, Monument Valley y Four Corners le dije a Rosario que no buscase otro comprador que yo se la compraba.



Finalmente me había atrevido a comprarme una moto. Una decisión de la que no me voy a arrepentir, igual que tampoco me arrepentí de comprar una Suburban grande como un camión :)

Así fue como finalemente me hice con una Kawasaki Ninja de 250cc del año 2007. Ahora sólo me quedaba aprender el vocabulario técnico de las motos para poder llevar la moto a las revisiones.



La suerte que ya había conducido alguna moto de 250cc en España y volver a montar en una no suponía más esfuerzo que el de recordar que hay que embragar con la mano derecha, cambiar de marcha con el pie izquierdo, frenar con el pie derecho y usar la mano derecha para frenar la rueda delantera.



Ahora sólo me queda disfrutar la moto en los meses de principios de otoño y en primavera, el resto del año, debido a la nieve y al frío ni se me ocurrirá sacar la moto de casa...

martes, 2 de agosto de 2011

El Primer Viaje del Último Año


Después de pasar tres días desquiciándome con las nuevas normas/horarios de la escuela teníamos por delante una semana completa libre... ¿Por qué nos hicieron venir una semana antes para después dejarnos una semana libre? Bueno, ese es otro tema que mejor dejaremos pasar...





El caso es que llegué el viernes en la tarde a casa y empecé a planear qué hacer para olvidarme de todas estas cosas que tratamos en el retreat. El viernes en la noche ya sabía la ruta del viaje y el sábado por la mañana fui a hacer una revisión al coche y comprar algunas cosillas para comer en el viaje.


Finalmente salí el sábado a las tres de la tarde con intención de llegar a Farmington, AZ. Así lo hice y el sábado por la noche llegué a Farmington. Entré en un Motel 8 en el que ya había estado anteriormente. A las 8 de la mañana del domingo salí del motel con mi siguietne destino: Grand Canyon North Rim.


Ya había estado en el Grand Canyon South Rim y en el Grand Canyon West Rim, me habían hablado muy bien de la parte norte así que decidí comprobarlo por mí mismo. Lo cierto es que la parte norte del Grand Canyon es muy bonita, pero no más bonita que las otras dos partes, merece la pena visitarla al igual que el resto del Grand Canyon. Lo que realmente me sorprendió fue todo el camino que lleva hasta allí. Y es que si tenéis oportunidad, id a disfrutar de la carretera, por aquellas latitudes es sorprendente.


El camino que seguí para llegar hasta allí desde Farmington fue ir al norte hasta Bitter Springs y allí ya tuve que apartar a la izquierda para rodear una mesa de dimensiones asombrosas y que generaba un contraste precioso con respecto a la llanura que se extendía enfrente de la mesa. Tras la enorme llanura me adentré por una carretera que serpenteaba a lo largo de una montaña llena de árboles verde que contrastaba con la ausencia total de árboles que había unas pocas millas antes.


Tras subidas y bajadas, curvas a derechas y a izquierdas, llegué a un lugar llamado Jacob Lake y allí ya sólo quedaba dirigirse hacia la entrada del Grand Canyon North Rhim... Esa carretera es, para mí, casi indescriptible: una línea perfectamente definida que separaba las praderas de la línea del bosque, unas praderas inmensamente verdes y con diferentes florecillas a lo largo, el bosque frondoso a más no poder... Cuando me vi en aquel lugar llegué a pensar que aunque el Grand Canyon estuviese cerrado y hubiese gastado todo mi día en llegar a un lugar al que no pude entrar, ese viaje habría merecido igual la pena. Y es que, en serio, el trayecto fue increíble, un lugar que nunca se borrará de mi memoria. El Grand Canyon estaba abierto y una vez dentro pude disfrutar el doble: del camino y también disfruté del Canyon.


Al acabar la visita en el Grand Canyon deshice parte del camino andado y me dirijí al pueblo de Page con la intención de quedarme a medio camino hacia mi siguiente destino: Monument Valley.


Gran parte de los hoteles de Page, AZ estaban ocupados y los que tenían plazas estaban bien caros. Finalmente encontré un hotel malillo pero barato y ahí me quedé a dormir. Es la primera vez que estando de viaje por USA tengo que entrar en más de cuatro moteles para encontrar un lugar.

A la mañana siguiente, lunes, me levanté temprano para llegar a Kayenta a desayunar y después empezar la visita.


Entré en Monument Valley sobre las once de la mañana y nada más entrar ya me encontré con las famosas imágenes de Marlboro delante de mí. Entré en el Visitor Center para informarme un poco de la historia del lugar, me di una vuelta por la tienda de regalos y después agarré mi troca para adentrarme en el camino de tierra que me llevaría por alrededor de todas las formaciones rocosas. Un paseo formidable por la naturaleza y un lugar para disfrutar de la conducción sobre pistas de tierra.


Estuve por allí unas tres horas, aproveché para comer mientras contemplaba la grandeza de la naturaleza y después decidí poner rumbo a mi siguiente destino, el cual no estaba demasiado lejos y es que me dirijía al lugar de las cuatro esquinas, el único lugar en los States donde convergen cuatro estados a la vez.


Llegué, por segunda vez, a Four Corners, la primera llegué a la entrada pero estaban en remodelación y no pude entrar, a las cuatro de la tarde más o menos y entré a ver el lugar. Lo que me habían dicho es que era un sitio bastante anodino, sin nada interesante que ver a parte de las dos líneas que se cruzaban y realmente así es, un lugar que merece los tres dólares que cobran y nada más. El caso fue ver el lugar del que ya me habían hablado más de una vez.


Tras salir de Four Corners decidí regresaar a Santa Fe, solo había estado tres días de viaje pero había sido más que suficiente para disfrutar de la carretera y de los paisajes. Finalmente llegué casa el lunes a la noche con ganas de descansar y aprovechar el resto de la semana para organizar la casa y volver a hacer de mi casa un lugar en el que pasar los siguientes meses.


No sé si es porque tenía muchas ganas de salir a la carretera en USA, si necesitaba sentirme de nuevo en contacto con la naturaleza o por qué motivo, el caso es que disfruté mucho de este viaje. El siguiente viaje aún no estaba en mi mente pero estaba seguro que no tardaría mucho en encontrar algún lugar más para visitar.

El curso estaba a punto de comenzar...