sábado, 23 de abril de 2011

De Oklahoma City a Dallas con Álvaro y Santiago

Cuando llegamos a Oklahoma City ya había anochecido, pero como aún no era hora de cenar decidimos ir a conocer un poco del Downtown de Oklahoma City, y lo cierto es que nos sorprendió a todos.



Desde que entré en USA había escuchado que en Oklahoma tienen fama de ser gente dedicada al campo y que el prototipo del de Oklahoma viene siendo como el Cletus de los Simpsons, una persona con un chorro de hijos, con muy poca cultura y que habla de una forma muy particular.


Estereotipos, que, como siempre, no tienen que ver nada con la auténtica realidad. Oklahoma City es una ciudad muy bonita y muy bien cuidada, con cientos de cosas para ver y el estado de Oklahoma, del cual siempre pensé, no sé por qué motivo, que era un secarral igual que la mayoría de Texas, nos sorprendió con unos bosques poblados de árboles y de un verde que nos acompañó desde que entramos en el estado por su lado oeste hasta que lo dejamos por el sur en nuestro camino a Dallas, TX.


Volviendo a Oklahoma City, en la noche estuvimos paseando por la zona centro, viendo las esculturas de búfalos de colores que había por todas partes, sorprendiéndonos con la arquitectura, viendo el estadio de baloncesto de los Thunders por fuera y poco más, ya teníamos que buscar un sitio para comer y un sitio para dormir así que dejamos el resto de la visita para el día siguiente.


Al día siguiente atravesamos la zona de Bricktown, muy bonito ver todos los edificios de ladrillo, en nuestro camino hacia el Capitolio. El Capitolio estaba cerrado pero lo que vimos por fuera nos gustó, un edificio enorme que recuerda por todas partes a las tribus indias de Oklahoma.


Como de los tres que íbamos en el viaje ninguno sabía prácticamente nada acerca de Oklahoma, decidimos ir a un Museo que había cerca del Capitolio para informarnos acerca de la historia de Oklahoma... Infinidad de tribus Indias, los Cómics, las Películas, el Sonic (cadena de fast food famosa porque te llevan la comida al coche en patines), el Petróleo, los Deportes, El Wild West... Un montón de cosas que nunca nos habríamos imaginado de este estado.


Finalmente nos regresamos por el Bricktown para llegar al I-35 y desde allí pusimos rumbo a Dallas para poder llegar antes de que se pusiese el sol.



Dejábamos ya la Route 66 a nuestras espaldas... el siguiente tramo a hacer será de Oklahoma City a Chicago, va quedando menos.


El camino a Dallas sigue siendo muy verde y, sorprendentemente, en la parte de Dallas también está todo bastante verde y con bastantes árboles, otro mito que se caía, no todo Texas es un secarral, al parecer el secarral es la parte de Texas que queda pegada a New Mexico y a México.


Llegamos a Dallas antes de que se pusiese el sol así que nos dio tiempo a dar una vuelta en coche por Downtown sorprendiéndonos con los edificios e incluso nos dio tiempo para dar una vuelta hasta la plaza del ayuntamiento. Eso sí, no sabemos si fue por ser Sábado Santo o si es así siempre, pero no había ni un alma por la calle.


Nos salimos del Downtown para buscar un motel, cenar algo y descansar para, al día siguiente, ir a conocer uno de los sitios más famosos de Dallas: el lugar donde asesinaron a JFK. Teníamos intención de ir al Sixth Floor Museum, desde donde se supone que Oswald disparó a Kennedy, pero por falta de tiempo decidimos dejarlo para otra visita a Dallas y nos fuimos a pasear de nuevo por el Downtown.


No estuvimos demasiado tiempo ni en Oklahoma City ni en Dallas, pero para hacerse una idea de las ciudades fue más que suficiente. Un par de días en cada ciudad creo que podrían haber sido suficientes para conocer todo bien, pero bueno, los días libres son los que son y yo no cambio el placer de ir conduciendo a los lugares y ver un poco menos de las ciudades.


Ya tocaba irse al Dallas-Fort Worth International Airport para regresar cada uno a su casa: Álvaro a Corral de Almaguer y Santiago y yo a Santa Fe. Devolvimos el coche y nos fuimos en taxi al aeropuerto: ¡Vaya loco nos tocó al volante! Un ex-hippie de pelo largo, historia rarísimas y que ponía la radio a todo lo que daba cuando sonaba alguna canción de dance que le gustaba jajaja. Una experiencia más para este corto viaje de 3 días :)



De regreso en Santa Fe ya sólo quedaba descansar para recuperar fuerzas para el día siguiente y esperar a que Álvaro llegase bien a España.

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