Gran acierto, la carretera tenía bastantes curvas y en varias partes estaban recostruyéndola porque el huracán Alex la había tirado dos años antes, pero el paisaje, los pueblos, los animales por la carretera y los trozos de carretera de piedra y tierra hacían el camino inolvidable.
Finalmente llegamos a Aramberri a la hora de la comida con el tiempo suficiente como para comer unos tacos de deshebrada que estaban de vicio y conocer a la familia de Joab.
El padre de Joab, que había sido alcalde de Aramberri, tenía un par de caballos en casa y me ofecieron montar uno de ellos. Yo nunca había montado en caballo así que dije que sí y ahí me monté con el sombrero que me acababa de dejar Joab y con mi cazadora y mis pantalones vaqueros :) Un amigo de la familia me llevó por un camino al lado del río, él iba en un caballo y yo en el otro. Nunca pensé ir a montar en caballo en Aramberri, Nuevo León (México), una cosa menos que hacer.
En la noche rentamos unas cabañas al lado de unas cataratas que están en el pueblo de Zaragoza para tener una reunioncilla con los amigos de Joab, beber algo de cerveza y comer unos tamales al lado del fuego. Una noche fría en un lugar sin calefacción, pero que mereció la pena. Muy a gusto que se estaba en las cabañas con todos los amigos de Joab.
Al día siguiente, en cuanto nos levantamos, fuimos a desayunar a un restaurante que estaba al pie de las montañas y en el que desayunamos, como no podía ser menos en México, muy bine. El siguiente destino fue ver las cataratas que estaban al lado de las cabañas: IMPRESIONANTES. Un color azul turquesa intenso, mucha naturaleza alrededor y un aire muy limpio. Nos dimos unos paseos por los alrededores hasta llegar a lo que llaman "un ojo de agua" que viene siendo el lugar en donde nace el río. Ya de vuelta a Aramberri paramos en un lago del que dicen que no tiene fondo y Joab nos contó una historia, al parecer real, de un chaval que se ahogó en ese lago y que nunca lograron encontrar. Al no encontrar el cadáver los padres decidieron hacerle el funeral al lado del lago y, según dicen, cuando le hicieron el funeral el cuerpo apareció en el lago... Joab dice que es una historia cierta... vete tú a saber :)
Llegamos a Aramberri con ganas de comer más tacos de deshebrada, bueno, el que tenía ganas de los tacos era yo así que fuimos a comprarlos y después nos fuimos a descansar al hotel antes de hacer una barabacoa en la noche.
La barabacoa de la noche fue tranquila y muy rica. Al día siguiente nos quedaba el viaje de vuelta a Monterrey y teníamos que acostarnos temprano.
En el camino de regreso nos fuimos por las autopistas y es que llegar de Aramberri a Monterrey es más sencillo que el camino contrario. En este camino pude ver los típicos paisajes que recordaba de México de las películas que veía cuando era niño... Todos los viajes tienen su punto, éste, lo que tenía eran los típicos pueblos mexicanos en medio del desierto.
Finalmente llegamos a Monterrey el día 29 y nos quedamos para ir a ver una película al cine, Sherlock Holmes, y descansar. Al día siguiente salimos para Sabinas con la firme determinación de ir a comer unos tacos Rossy y quedarnos tranquilitos por allí hasta el día de Fin de Año.
En la noche de Nochevieja nos fuimos a comprar petardos con las sobrinas de Saraí y nos dedicamos a recibir el Nuevo Año a base de petardazos... al igual que el resto del pueblo. A las once de la mañana pusimos rumbo a USA. Por delante nos quedaban 16 horas de camino más el tiempo del puente. Curiosamente no había nada de fila en el puente (sólo había cuatro coches delante del nuestro) y pudimos conducir hasta Fort Stockton antes de parar a dormir.
Finalmente llegamos a Santa Fe como a las 5 de la tarde, ya sólo nos quedaba descargar las fotos en el ordenador y descansar para empezar a trabajar al día siguiente. Vuelta a la rutina de siempre.
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