domingo, 22 de enero de 2012

De Vuelta en Santa Fe

Este año me estoy comiendo una jornada laboral tremenda: de 8:00am a 5:00pm de lunes a jueves y los viernes, ya sin alumnos, de 9:00am a 2:00pm, con 30 minutos para comer los lunes, martes y jueves, 1 hora los viernes y los jueves el tiempo para comer es de pie porque tengo, tenemos, que comer de pie mientras vigilamos a los niños durante el lunch.


En total, son 38 horas y media las que tengo que trabajar durante la semana (en comparación con las algo menos de 25 horas que venía trabajando, con alumnos y periodos libres, en España) que hacen que acabe bastante cansado. Sobre todo si añadimos la presión de saber que, entre unas cosas y otras, la escuela ha dejado de pagarme cerca de unos $3800 desde que he empezado a trabajar aquí en USA y eso, quieras o no, acaba jodiendo un poco bastante...



Bueno, pues a lo que iba con esta entrada, resulta que los dos primeros años, en los cuales tenía una jornada larga pero no tanto, el destino quiso que tuviésemos días libres debidos a causas mayores: nos quedábamos sin calefacción, se rompían las tuberías, había muchos snow days, había delays o early release... Pues quiso el destino que este año, en la que necesitamos un descanso como agua de mayo, no hubiese ni un solo contratiempo de ese estilo. A can flaco todo son pulgas.

Empezaba el año y no había visos de que fuésemos a tener días extras libres así que había que planear las escapadas en los fines de semana con los que contábamos inicialmente.



El primer día viernes festivo llegó el lunes 16 de enero, Martin Luther King Day, y, al igual que todos los años, debido al cansancio de las vacaciones recién disfrutadas, nos quedamos en casa para recuperar las fuerzas perdidas y disfrutar de la tranquilidad de la casa durante tres días seguidos. Bueno, sí fuimos a dar una vuelta hasta Taos a pasar el día, ver la estación de esquí, comer en la plaza del pueblo y parar a visitar el santuario de Chimayó. Una visita de un día completo que no deja sensación de cansancio y que ayuda a recargar un poco las pilas.


Al fin de semana siguiente sí nos tocó un plan un poco más interesante y cansado: ir a esquiar a la zona de Sipapú con alguna gente del trabajo, con Saraí y con Santiago. La gente del trabajo nos fuimos el jueves en la tarde para llegar a dormir a la zona de esquí (dormimos en una traila por bien poco dinero) y aprovechar el viernes para esquiar.

El viernes estuvimos esquiando todo el día y en la noche, después de que viniesen Saraí y Santiago, nos fuimos a cenar a casa de uno de los compañeros que se había encargado de hacernos una barbacoa.


Ya al día siguiente todos los compañeros de trabajo se regresaron a Santa Fe y Saraí, Santiago y yo volvimos a la zona de esquí después de dar un pequeño paseo en coche por los alrededores, por supuesto, los alrededores eran fantásticos, un lugar que merece la pena conocer aunque sólo sea desde el coche. A las 11 de la mañana llegamos a la zona de esquí, como yo ya no podía esquiar debido al esfuerzo y al cansancio acumulado del día anterior, me dediqué a esperar en la base de la estación de esquí mientras les tomaba fotos a Saraí y a Santiago mientras bajaban por la montaña.

De regreso de Sipapú paramos de nuevo en el santuario de Chimayó porque Santiago no lo conocía, una visita rápida antes de que cayese el sol y ya. Vuelta a Santa Fe a descansar, al día siguiente aún era domingo pero había que aprovechar todo el domingo para recuperarse de la esquiada :)


Ya no había más planes de viajes a partir de aquí. Pero que no haya planes inicialmente no quiere decir que no se puedan hacer... el caso es que acabaron apareciendo nuevas cosas que visitar y conocer... Viajes inesperados que, como siempre, se acaban convirtiendo en lugares a añadir a la lista de: lugares en los que he estado y que me han gustado :)

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