El año pasado se me había escapado, pero este año pretendía no dejarlo pasar... Y es que una de las cosas bonitas que tiene Santa Fe es su montaña y los aspen que cambian del color verde de las hojas, al amarillo, posteriormente el rojo y finalmente se le caen las hojas para que puedas observar el blanco de su corteza.
Este año decidí subir un par de días con Saraí para comprobar el cambio. Lo único que pudimos ver fue, sobre todo, cómo el color amarillo de las hojas invadía todo el paisaje de la montaña. A este año parece que se le olvidó que las hojas también debían pasar por el color rojo.
Lo cierto es que sí es un paisaje digno de ver y, por ese motivo, no hay día que subas y que no te encuentres a unas cuantas personas, cámara en mano, inmortalizando el momento de octubre en que esto ocurre.
Una atracción más por la que Santa Fe merece la pena ser visitada.
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Como me alegra que vuelvas a contarnos cosas y nuevas aventuras, qué bonito el paisaje de los árboles amarillos.
ResponderEliminarYo también me alegro de encontrar un hueco para seguir contando mis aventuras.
ResponderEliminarTenía el blog un poco descuidado pero todos los viajes que hice los sigo teniendo en mente para seguir escribiendo acerca de ellos.
Ahora me queda subir la continuación de la Route 66 hacia Los Angeles y la visita a Disneyland... Espero no tardar demasiado en subir la narración :)
Por cierto, prometo ponerme al día en tu blog en cuanto tenga algo de tiempo
Have fun