Los fines de semana están para disfrutarlos... y este fin de semana me tocó ir a disfrutarlo a Las Cruces, en la frontera de New Mexico con Mexico.
El viaje hasta allí es de cuatro horas, 300 millas, pero sin duda alguna ha merecido la pena. En primer lugar porque ese viaje me hizo cumplir una de las promesas que había hecho en el curso de Getafe antes de venir a los States y es que le había dicho a Adriana, una muy buena amiga a la que ayudé a completar en tiempo récord los papeles necesarios para poder venir a New Mexico, “La próxima vez que nos veamos será al otro lado del Océano”, y por fin este fin de semana se ha cumplido la promesa, y lo mejor es que no acaba ahí la cosa, este fin de semana se va a pasar Adriana por aquí para acabar de cumplir el trato... Bueno, realmente el trato no estará acabado porque aún nos queda por ir a visitar a una compañera que se va a trabajar a Oregon, pero eso ya formará, cuando decidamos ir, parte de otra entrada.
Pues el viaje a Las Cruces empezó el viernes sobre las cinco de la tarde, llegada a Las Cruces a eso de las nueve de la noche y cervecita en un garito, con música en directo por supuesto, en Mesilla... qué mejor forma de llegar a un sitio que conociendo los bares locales ;)
Al día siguiente tocó madrugar porque Adriana fue a jugar un torneo de tenis a El Paso, Texas, y mientras yo aproveché para conocer todos los chalets de la falda de la montaña, el club de tenis al que iba a jugar estaba justo en medio de la tremenda urbanización, y después para conocer el resto de El Paso: el Downtown, la frontera con Ciudad Juárez, la Universidad...
Estaba a un paso de poder entrar a México pero toda la gente con la que había hablado me desaconsejaron cruzar la frontera por la inseguridad de Ciudad Juárez y, como aún me quedan muchos sitios que ver en USA antes de ser secuestrado en Juárez, decidí quedarme en territorio americano viendo los tremendos contrastes que hay entre las grandes mansiones que hay en la falda de la montaña y los edificios tristes de apartamentos que te encuentras en el borde con la frontera.
Cuando salió Adriana de jugar sus partidos, ganó el individual y perdió el de dobles, nos fuimos directos a ver el atardecer en White Sands, ya cerca de Las Cruces (bueno, cerca una polla porque queda a 45 minutos), y desde luego que, aunque sólo fuese por eso, merece la pena haberse metido una paliza de 8 horas de ida y vuelta... ¡qué preciosidad! ¡vaya atardecer! ¡qué grandioso es el blanco del desierto! ¡cuántas dunas! si es que hasta la carretera tomaba el color blanco... No sabría expresar la magnificencia del lugar ni aunque fuese filólogo :P
Después de White Sands tocó fiesta en casa de los vecinos de Adriana, otra cosa que me sorprendió y que tenía muchas ganas de probar, los vecinos, sin tener mucha relación contigo, llega un día y te dicen que te vayas a comer Gambo (una comida típica de Lousiana) porque han invitado a media urbanización y tú también entras en el lote, bueno, entraba en el lote Adriana y sus acompañantes, en este caso yo. Me encantó el Gambo y sobre todo la sensación de entrar en una casa ajena y servirte lo que te daba la gana, andar por donde querías y hablar la gente, que aunque no te conociesen de nada, siempre tenían algo que contarte... otra situación más con la que llenar la maleta de los recuerdos.
Para rematar la noche fuimos al cumpleaños de unos de los compañeros de trabajo de Adriana y estuvimos allí hasta la medianoche... este ya fue una fiesta más latina, entre otras cosas porque la mayoría eran sino españoles, hispanos, y las fiestas ya se asemejan más a lo que nosotros estamos acostumbrados... simplemente, una noche genial.
Al día siguiente nos tocó volver a El Paso para que Adriana ganase la final del torneo de individuales (¡enhorabuena Adri!) y después fuimos, después de tomar un Shake en el Dairy Queen (¿que no sabéis lo que es un Shake? ¿ni el Dairy Queen? en cuanto vengáis a USA os lo enseñaré de muy buena gana), a conocer lo que es el Downtown de Las Cruces, comer pescado en un mexicano y finalmente ir a visitar Mesilla, un pueblecito al lado de Las Cruces, que es un pueblo tradicional de New Mexico en el que tuvimos la suerte de ver una concentración de mariachis... me encantó poder ver y oír a los mariachis en acción. Para rematar la función, fuimos a ver los campos de picans de Las Cruces y con las mismas regresé a mi Santa Fe... como no, en el camino de ida volví a ser espectador de otra de las puestas de sol de este estado. Sé que ya lo he dicho un montón de veces pero lo volveré a decir: una de las cosas que más echaré de menos cuando me vaya de este estado es no poder disfrutar de las impresionantes puestas de sol...
Por cierto, después de un fin de semana de sol, un poquito de lluvia en Las Cruces y muy buenas temperaturas, al llegar a Santa Fe, la nieve estaba esperándome a la puerta de mi casa, la temperatura estaba por debajo de los 30ºF y al día siguiente me tocó rascar la luna de delante del coche para poder quitarle el hielo... Santa Fe parecía querer decirme: Wellcome Back! :)
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ResponderEliminarComo o anterior link non vai, non me preguntes por que. Aquí vai a páxina completa. Disfrutao
ResponderEliminarwww.vivamoscomogalegos.com/
Só teño unha verba na boca: MORRIÑA
ResponderEliminar¡Galicia espera por min, que de seguro voltaréi!
Vivamos como galegos, incluso alén dos mares...
Moitas gracias!
Esquecíame: MALOSERÁ
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