viernes, 24 de julio de 2009

Desembarcando y Llegando al Hotel


Una vez desembarcado tuve que pasar por la Aduana para que un policía verificase mi pasaporte y los documentos que tenía que aportar con él (el DS-2019 y el justificante de haber pagado la tasa SEVIS). Verificó que todo estaba correcto, me preguntó qué venía a hacer a Estados Unidos (la misma pregunta que en la Embajada), me preguntó en qué ciudad había nacido, me tomó las huellas, me hizo una foto sin gafas y me dijo que pasase... Ya estaba en New York City... siguiente paso, buscar transporte para ir al hotel.

Una vez fuera del aeropuerto me di cuenta que, aunque ya lo suponía, estaba lloviendo con bastante fuerza. Siguiendo las instrucción de Jose Ignacio (un compañero de Corral que había estado en NY unos meses antes) empecé a buscar un shuttle, al poco un señor que me vio con cara de perdido se acercó a mí me dijo que me podía llevar al hotel junto con otras personas por el módico precio de $50... como ya sabía la tarifa de los shuttle porque me la había dicho Jose Ignacio decliné amablemente la oferta y seguí buscando un shuttle que me saliese un poco más económico. Al poco tiempo encontré un shuttle y le pregunté al señor que conducía (un Nigeriano que llevaba ya 20 años en NYC) si podría llevarme al hotel, me dijo que sí, pero que tendría que esperar porque tenía que recoger a más gente que aún no había llegado. Le dije que esperaría sin problemas siempre y cuando me dejase montar en la furgoneta (porque seguía lloviendo), me dijo que sí y entré en la furgoneta a charlar un rato con él. Al cabo de una hora nos empezó a repartir por la City a dos españoles que estaban de visita por NY, a dos señoras de Ohio, a dos chinas, a un par de chicos más que no sé de dónde eran y a mí.


Al cabo de unos veinte minutos desde que el shuttle se puso a andar, vi por primera vez en mi vida los rascacielos iluminados de New York y sus puentes a través del río Hudson. Impresionantes, vaya pedazo de moles y ¡cuántos kw gastados en iluminarlas!



Nos dirigimos hacia el Empire State Building y, cuando estábamos al ladito paró para que me bajase, me dejó en la puerta del hotel y me cobró $22 (ya me había dicho lo que me iba a cobrar). Acababa de llegar al hotel.

La entrada del hotel está bastante bien... entro, pido mi habitación, me cobran por adelantado y subo a ver qué habitación tengo... Subo a la décima planta, abro la puerta de la habitación y... buenooooooo, aparece ante mí la cama más grande que he visto en mi vida, con deciros que puedo dormir a lo ancho y no me cuelgan los pies... (y eso que mido 1,82m.) La habitación es una pasada, tengo una tele de plasma enorme, un sillón de cuero, una mesa para poner el ordenador, una buena conexión a internet, una bañera bastante grande, secador de pelo, una plancha, una tabla para planchar, dos teléfonos, un iHome (un despertador de Apple que me sirve para cargar el iPhone), desayuno continental, gimnasio (no creo que me vean mucho por allí), una caja fuerte y si me asomo por la ventana puedo ver el Empire State Building... Según las críticas que había leído en internet el hotel estaba bastante bien, pero una vez en él, las críticas se quedan cortas... está mucho mejor que bien. ¿Queréis saber el nombre del hotel? Vale, os lo diré: “Red Roof Inn Manhattan”.

Después de tanta emoción nueva, toca dormir, tantas horas de vuelo ya no me dejan razonar demasiado bien... Mañana toca ver los alrededores del hotel e intentar comprar una cámara de fotos... Pero eso ya será mañana...

Boas noites a todos

2 comentarios:

  1. que envidia mas grande!
    a ver si el año que viene puedo tener esa experiencia tan magica que vas a disfrutar!

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  2. Seguro que podrás disfrutarla... lo único que hay que hacer es cerrar muy fuerte los ojos y desear con todas tus fuerzas que te elijan en el programa... A mí me funcionó ;)
    Ahora en serio, espero que para el año sea yo el que esté leyendo tu blog con todas las experiencias americanas que estés viviendo!
    Good luck!

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