domingo, 16 de mayo de 2010

Miami & Cayo Largo

El domingo nos levantamos temprano. Había que aprovechar el día y estar a una hora prudente en Cayo Largo (el primer cayo al sur de la península de Florida). El viaje hasta allí fue bastante chulo porque pasas por la zona de los Everglades y eso es naturaleza pura y dura.


Lola había reservado un viaje en barco para ir a hacer esnorkel y ver los arrecifes de coral que hay unas cuantas millas mar adentro.

¡Qué gran acierto! Nos llevó un rato llegar hasta el arrecife, en el viaje en barco ya me di cuenta que el agua no iba a estar fría, y es que la temperatura que hacía, con el viento dándome en la cara, era bastante elevada y el tema de pasar frío era algo que tan sólo me quedaba en el recuerdo de los días pasados en Santa Fe.


Llegamos a los arrecifes y pararon el barco a unos cuantos metros de la barrera de arrecifes... sólo nos quedaba llegar haciendo esnorkel a los arrecifes. Buf, qué difíciles fueron los comienzos del snorkel: me entraba agua en las gafas de buceo, respiraba por la nariz, no mordía bien el tubo y respirar se hacía un poco complicado con todas estos problemas encima :D. A todo esto había que añadir un oleaje relativamente fuerte que hacía que, en cuanto dejabas de darle a las aletas, la marea te acercase al barco rápidamente.

Finalmente logré aprender lo básico para poder avanzar sin mayores problemas y finalmente llegué a los arrecife de coral...



Lo que vi allí no se puede casi ni describir: arrecifes vivos de colores que ni habría imaginado, pececillos de colores increíbles, una tortuga enorme, la sensación de tener los arrecifes a unas pocas pulgadas de mi barriga, peces que ni se inmutaban al verte... en fin, la tranquilidad del mar en todo su esplendor (incluido un tiburón que yo no llegué a ver pero que llegó a ver Lola).


Después de una hora dándole a las piernas para evitar volver al barco antes de tiempo y disfrutar del espectáculo de los arrecifes el mayor tiempo posible, nos llamaron del barco para que regresásemos: la aventura se había acabado, pero la hora que estuvimos allí fue de lo más satisfactoria.



Para el regreso a tierra habíamos llevado un par de cervezas, le preguntamos al capitán del barco si podíamos tomarlas allí y nos dijo que por supuesto :O ¿Cómo? ¿Qué podemos beber al aire libre sin que te persiga la policía por delincuente? Este estado es la leche :D

Llegamos al embarcadero a través de un canal... ¡coño vaya casas que había por allí!


Una observación: En Miami el idioma mayoritario es el español, eso sí, sales de Miami y ya parece que se han acabado los hispanos... qué contraste más curioso.

De vuelta a Miami paramos a comer en un restaurante de Cayo Largo, The Fish House (anotad el nombre por si váis). Un pescado fresco y un sabor estupendo. Prometo volver al mismo sitio si algún día regreso a Key Largo.



Ya en Miami nos fuimos a conocer a otros profesores visitantes, hay que hacer relaciones por todas partes que siempre viene bien tener contactos para poder viajar en compañía, y nos invitaron a cenar con ellos.

Estos PPVV viven en Lincoln Road, una de las calles con más movimiento de Miami Beach. Viven en un piso 14 y las vistas que se disfrutan desde allí arriba son, simplemente, increíbles. Cenamos en el balcón y después nos fuimos a dar una pequeña vuelta por Lincoln Road...


Jodeeeeeeer, domingo a las 11:30 de la noche y todo aquello lleno de gente, gente comiendo y bebiendo en las terrazas, las discotecas y los pubs con gente esperando para entrar al local... ¿en serio que esto es USA? Sin comentarios, como se nota que la ciudad es mayoritariamente hispana.

Nos volvimos para casa, al día siguiente tenía que marcharme en avión y aún nos faltaba un plan más por hacer.

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