Ya
llevábamos mucho tiempo con los preparativos de la boda y por fin había llegado
el momento de saber si todos los preparativos que habíamos organizado daban el
resultado deseado. Y es que, aunque parezca una tontería, tener que hablar de
cosas específicas en inglés se puede volver bastante complicado…
Para escoger el vestido de novia (gown) otro lío de la leche y es que entre que no queríamos veil, aprender a decir cola del vestido, separar entre los colores white and ivory, los zapatos de tacón, diferenciar entre novio (groom) y vestido de novia (gown)… Y por si era poco a alquilar un traje para el novio (tuxedo) que si blue o black, con vest, tie o bow tie, que si quieres la chaqueta más long o más short...
Para el oficiante de la boda, más lío todavía, sobre todo porque queríamos encontrar a alguien que hablase en español y tras buscar durante bastante tiempo desistimos y decidimos que nos hiciese la ceremonia en inglés y ya alguien nos ayudaría a traducirla al español. Pero igual, hasta que nos hicimos con todo el vocabulario para la ceremonia… ¡telita!
Para el fotógrafo, el pastel y el DJ tuvimos la suerte de encontrar a gente que hablaba español y por lo menos no tuvimos que batallar con todo el inglés para esto.
Desde la semana anterior a la boda empezaron a llegar los invitados de México y España. A mis padres y a Inés los tuvimos por Santa Fe desde el sábado anterior y hacia el final de la semana empezaron a llegar los padres de Saraí, sus hermanas, sus primos, mis amigos de Corral de Almaguer y un par de amigas de Saraí.
El viernes por la mañana llegaron los últimos invitados desde España y México y en la tarde, después de hacer los últimos mandados y aprovechar la piscina de La Posada para un bañito relajante, a las cinco y media nos dispusimos a dar el “I DO” delante de familiares y amigos (tanto de México, de España, de Santa Fe y de Albuquerque).
Finalmente
la boda estuvo muy bien: tuvimos un día estupendo de calorcito y sol, todo
salió como lo habíamos planeado y se puede decir que todos se lo pasaron muy bien
en la boda, en la barbacoa en casa del día anterior, en la Second Street
Brewery el miércoles y en la fiesta de después de la boda. Mereció la pena todo
el tiempo, y dinero, invertido en la boda.
Al
día siguiente, sábado 7 de abril, ya sólo nos quedaba salir en avión a la luna
de miel.